sábado, 2 de diciembre de 2017

WONDER WOMAN (2017), DE PATTY JENKINS. FEMINISMO Y PODER.

Como en España tradionalmente se han distribuido mucho más ampliamente los cómics de Marvel que los de DC, la popular amazona Wonder Woman, uno de los miembros fundamentales de la Liga de la Justicia, era hasta ahora escasamente conocida en nuestro país. Diana es una de esas heroínas que surge de la vertiente mitológica que hemos heredado de griegos y romanos y es presentada como la hija del mismísimo Zeus, una semidiosa que siente una fascinación especial por nuestro mundo y que acabará convirtiéndose en una de sus protectoras. En realidad, una historia muy parecida a la de Supermán, cambiando ciencia ficción por mitología.

Uno de los aspectos que más se han difundido de esta producción es su carácter eminentemente feminista, pues nos presenta a una heroína que no necesita la ayuda de los hombres para brillar. Diana es un ser independiente con una misión - buscar al dios Marte, al que considera responsable de haber desencadenado la Primera Guerra Mundial, para matarlo - y si bien se vale de un grupo de soldados para que le orienten acerca de las reglas del nuevo mundo que está explorando, muy diferente al jardín paradisiaco en el que ha habitado hasta el momento, cuando tiene que tomar decisiones importantes, lo hace por sí misma, impulsada por el mismo aliento que los grandes héroes masculinos. 

Pero hay que decir que Wonder Woman es una película problemática, tanto para quienes busquen un alegato feminista en forma cinematográfico como para quienes quieran disfrutar de una buena historia de superhéroes. En el primer caso, porque no estamos ante la narración de la lucha de una mujer que se libera de un mundo repleto de imposiciones masculinas, sino ante una diosa superpoderosa que se ha criado en un mundo de mujeres y cuya mejor cualidad es la búsqueda de la justicia en la Tierra. Esto quiere decir que la protagonista no emprende un camino repleto de dificultades con el que al final pueda reivindicar su triunfo contra una sociedad violenta y patriarcal, porque se trata, ya de entrada, de un ser mucho más poderoso que sus antagonistas, que puede destruir divisiones enteras del enemigo casi sin despeinarse y cuyo antagonista final, el mismísimo Ares, tampoco le resiste más que un par de asaltos. Quizá se han excedido mostrando a una protagonista tan poderosa o, mejor dicho, a unos enemigos tan débiles.

Tampoco como película de superhéroes, Wonder Woman es una producción especialmente reivindicable, pues está repleta de tópicos: el ser poderoso que llega a nuestro mundo y debe adaptarse rápidamente a través de muchas situaciones equívocas (se abusa en este aspecto de bromas en torno a la inocencia y belleza de Diana, que, bien analizadas, incluso podrían tener un componente machista), para pasar a un romance un tanto insípido y a unas escenas de acción que poco aportan al conjunto final. Si a todo esto le añadimos unos efectos especiales muy poco inspirados y la incursión, como con calzador, en el caótico universo cinematográfico que están creando Warner y DC, el resultado final es muy pobre respecto a lo que nos habían querido vender. Supongo que si se quiere ver un buen film feminista habrá que asomarse a historias como Figuras ocultas, que cuentan con la ventaja de tener los pies en la tierra. O si se quiere una propuesta más fantástica, revisar esa obra maestra llamada Aliens, en la que una mujer resulta ser mucho más efectiva y valiente que una horda de marines frente a unos auténticos demonios del espacio, todo ello mostrado de una forma coherente y hasta realista.

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