domingo, 24 de agosto de 2014

GUARDIANES DE LA GALAXIA (2014), DE JAMES GUNN. LOS CINCO MAGNÍFICOS DEL ESPACIO.

De entre los muchos cómics de superhéroes que leí en mi adolescencia, apenas recuerdo haber tenido mucho conocimiento de estos Guardianes de la galaxia, más allá de alguna referencia en algún número de Los Vengadores. Por eso, a diferencia de otras ocasiones, acudí a ver la película sin una idea preestablecida. Perteneciendo de pleno de derecho al universo Marvel, los Guardianes de la Galaxia son un grupo aparte, pues se mueven a muchos años luz de nuestro planeta, aunque de vez en cuando los conflictos en los que median, como la famosa guerra Kree-Skrull, pongan a la Tierra en peligro.

Desconozco si los productores de esta película pretenden enlazar a sus personajes con el universo Marvel que han ido creando en la última década - Vengadores, Thor, Iron Man - aunque me imagino que sí, puesto que Thanos, el gran enemigo que se oculta en las sombras, ya había aparecido en la escena post-créditos de la exitosa Los Vengadores. Independientemente de estas consideraciones, Guardianes de la Galaxia constituye por sí misma un sólido entretenimento que, prescindiendo de cualquier pretensión trascendental, se inscribe de lleno en la tradición del space opera, esas narraciones a las que no les importan las improntas científicas o sociológicas del relato, sino simplemente la aventura. La película de James Gunn debe bastante a La Guerra de las Galaxias. Su protagonista es una especie de híbrido entre Luke Skywalker (por su secreto origen y sus dones ocultos) y Han Solo (más evidente aún, por la medida desvergüenza que exhibe el personaje).

Guardianes de la Galaxia supone la distracción perfecta para pasar una agradable tarde de verano. Personajes bien trazados, que caen enseguida en gracia al espectador, buena química entre ellos, excelentes efectos especiales, grandes dosis de humor y falta de pretensiones grandilocuentes. Un buen cóctel que recupera la tradición de las grandes aventuras espaciales. Un detalle: si a Star Lord, en vez de ser aficionado a la música de los setenta y los ochenta, le hubiera gustado el reaggeton, ¿hubiera cambiado mucho la película?

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