jueves, 1 de septiembre de 2011

LOS GIRASOLES (1970), DE VITTORIO DE SICA. ITALIANOS EN LA URSS.


¿Quién no ha tenido alguna vez la experiencia de que la lectura de un libro le sugiere acudir a otro del que ha encontrado referencias en el primero? Igual sucede a veces con las películas. En "El abrazo partido", que ví hace algunas semanas había una escena en la que la madre del protagonista le recomendaba ver esta película. Él accedía, a regañadientes, y como espectador se nos dejaba asomarnos a una de sus escenas culminantes. Como la tenía por aquí, seleccionada entre las que quería ver a corto plazo (Sofia Loren y Marcello Mastroianni son una de las grandes parejas de la historia del cine), fue una de las primeras que escogí, pues quería saber cual era la historia de estos dos amantes desesperados.

Es muy curiosa esta película. Comienza como la típica comedia italiana, en la que el pícaro Mastroianni se casa, en plena Segunda Guerra Mundial, para conseguir algunos días de permiso, que transcurren fogosamente junto a su flamante esposa. Pero el plazo acaba y, como buen bufón, el protagonista intenta que le declaren demente para no tener que ir a la guerra. Descubren enseguida su engaño y empieza el drama: es enviado a combatir a la Unión Soviética.

Históricamente, la expedición italiana a Rusia fue un despropósito y acabó en un desastre de dimensiones épicas. Los italianos formaban una de las alas del VI Ejército alemán durante la batalla de Stalingrado y fueron destrozados por el contraataque soviético. Su huida por los caminos nevados con los rusos pisándoles los talones fue una auténtica masacre. En estas se las ve el protagonista de "Los girasoles", que es salvado por una campesina. Esta es la primera de las inverosimilitudes de esta historia. La segunda es el viaje de su esposa a la inmensa Rusia, donde logra encontrar a su perdido esposo simplemente preguntando a la gente con una fotografía del mismo.

A pesar de todo, estos errores son disculpables, porque la película pretende ser más una descripción poética de lo que es el amor (el amor mueve montañas, suele decirse) que otra cosa. Un punto muy interesante y muy insólito en una producción como esta, es que buena parte de su metraje fue rodado en la Unión Soviética, por lo que el espectador puede asomarse a lo que era la vida en aquel país. Una imagen idealizada, claro está, porque las autoridades soviéticas no iban a permitir el rodaje de una producción crítica con su sistema, pero en la que se pueden entrever las caras de resignación de unos trabajadores que llevan una vida mecánica y sin demasiados horizontes aunque, eso sí, con su sustento garantizado.

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