viernes, 28 de mayo de 2010

LAST DAYS (2005), DE GUS VAN SANT. MÚSICA Y AUTODESTRUCCIÓN.


En 2005 el prestigioso y altamente irregular Gus Van Sant entregaba una especie de crónica de los últimos días del líder de Nirvana, aunque cambiándole el nombre de Kurt por el de Blake.

Blake deambula por el bosque, se baña en un río. Blake deambula por su destartalada mansión, se pone un camisón de mujer, se peina, se cambia de ropa. Siempre desaliñado y alucinado vaga como alma en pena sin ser capaz de establecer comunicación alguna con el resto de los mortales. ¿Tiene esto algún interés? Quizá para los fans de Nirvana podía tener el morbo de ofrecer alguna explicación acerca de la llamativa muerte de su ídolo. Pero ni siquiera esto aporta. Blake se pasa la película huyendo en círculos no sabemos muy bien de qué. Las drogas embotan su cerebro y su entendimiento y solo es capaz de expresarse (y estos son los únicos buenos momentos de la película) cuando toma una guitarra y comienza a tocar.

En resumen, la película no aporta nada a los nostálgicos de Nirvana, es un ejercicio cinematográfico vacío. Solo puede tener interés para quien quiera contemplar en tiempo real la vida cotidiana de un drogadicto en las últimas. Pero esto lo retrató mejor el cineasta en la magnífica "Drugstore cowboy".

1 comentario:

  1. Estoy de acuerdo con la crítica. Acabo de ver la película, un poco para poder decir que he visto la 'trilogía de la muerte' del director, y me he aburrido como una piedra. De la trilogía, para mí la única que vale la pena és GERRY, aunque tiene un final demasiado convencional para mi gusto (habría preferido que murieran los dos personajes; el hecho de que uno sobreviva le da a la película una profundidad que me sobra: la profundidad que confiere el tema de la culpa del superviviente).

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